Febrero es un mes lleno de actividad, la vida surge de los lugres más inesperados, los cervatillos nacen este mes y serán destetados con los primeros brotes tiernos del año. El deshielo comienza a rugir con fuerza en arroyos y cascadas. La abundancia se va haciendo presente en nuestros bosques. Cada vez hay más luz solar en el día y pronto abandonaremos los seis meses de oscuridad para entrar en los seis meses de luz, el buen tiempo se cuela entre los días fríos, y prácticamente todo el hemisferio norte celebra el fin del frío de una manera u otra.
En el mes de febrero existe una fiesta antiquísima que se ha ido renovando con el paso de los tiempos…La Fiesta de la Luz…
Los druidas celtas celebraban estos días con la fiesta de Imbolc, era costumbre encender fuegos sagrados para ayudar a la luz del Sol, a calentar de nuevo la Tierra. De esta manera se despertaban los elementales de la naturaleza, Madre Tierra salía de su hibernación y las raíces recibirían el impulso para salir de su letargo invernal. Para acabar la celebración compartían leche con galletas que daban la bienvenida a la abundancia que estaba llegando.
Hoy en día continuamos celebrándolo a nuestra manera, en el norte de la península hay lugares que siguen celebrando Imbolc, en los que se encienden dos fuegos paralelos con un camino en medio, entre ellos se hace pasar al ganado como gesto de purificación y para preservar la abundancia que está por llegar con el buen tiempo.
El cristianismo celebra La Candelaria, que representa la presentación de Jesús en el templo, como hijo de Dios y portador de la luz, no en vano, casi todas las representaciones de Jesús recién nacido llevan una corona solar en la cabeza.
La Catedral de la Luz (construida en 1370 en Mallorca) está orientada de tal forma que el 2 de febrero, cuando la luz solar toca sus rosetones nos ofrecen un espectáculo lumínico en el interior del templo.
También tenemos celebraciones más actualizadas como el festival “d’Arts Lumíniques” de Barcelona, donde los edificios son iluminados de manera espectacular a mediados de febrero, llevando a la ciudad a disfrutar de una enorme Fiesta de la Luz.
No cabe duda que en nuestra psique colectiva febrero es el mes de la Luz, os propongo que encendáis unas velitas en una maceta o en el jardín para rememorar la fiesta de nuestros ancestros y celebrar juntos el final del frío.
Con Amor, Ninniane.
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