El rey estaba sentado en su trono mientras giraba el anillo que tenía en sus manos, había conseguido gobernar en paz su reino y hacerlo próspero y quería dejar un mensaje escrito en el anillo para que a su hijo el príncipe le pudiera ser útil en cualquier ocasión, cuando fuera rey.
Así que llamó a las personas más sabias e inteligentes de su reino y les pidió que pensaran un mensaje de tres palabras, un mensaje que sirviera en esos momentos en los que parece que no hay salida, que no hay solución.
Los sabios se pusieron enseguida a debatir cual sería el mejor mensaje para esa situación. Pasó un tiempo y no conseguían ponerse de acuerdo, a estas alturas, todo el palacio sabía que el rey buscaba un mensaje especial.
Uno de sus sirvientes más antiguos se acercó al rey y le dijo que él conocía esas tres palabras. El rey lo miró con curiosidad y le dijo que continuara.
El sirviente le explicó que una vez vino un sabio a visitar a su padre, el antiguo rey y le regaló esa sabiduría con la condición de que no se la dijera a nadie. Y así había sido hasta el día de hoy.
Al ver que los sabios más sabios no encontraban aquellas tres palabras, el Rey confió en su sirviente y pidió que guardaran dentro del anillo un papel con las tres palabras que escribiera el sirviente.
Pasado un tiempo, los reyes cercanos empezaron a fijarse en la prosperidad del reino y comenzaron unas terribles guerras para quedarse con todas las riquezas. El Rey vio como su reino se lo repartían entre los reyes vecinos, hasta que llegó el día que consiguieron llegar al castillo, y no tuvo más remedio tuvo que huir a través de los campos, solo, sin compañía y despojado de todo lo que conocía, sabía que se acercaba el final y no encontraba ninguna esperanza de salvación…
En ese momento se acordó del anillo, así que se escondió tan bien como pudo y leyó el mensaje:
“Esto también pasará”
El rey se dio cuenta que su tiempo de rey había pasado, se quitó todas sus ropas reales, y se convirtió en un campesino más… de la antigua vida sólo le quedaba el anillo. Los soldados pasaron mucho tiempo buscándolo hasta que lo dieron por muerto y dejaron de buscar.
Entonces el rey, que había estado escondido todo ese tiempo, volvió a armar un ejército y reconquistó su reino, echando de sus tierras a los invasores. El rey volvía a estar en su trono, todos le querían ver de nuevo y cada día salía al balcón a saludar a la multitud.
Una de esas veces, el sirviente, que había sobrevivido a la invasión, se acercó y le dijo…
“Señor, es el momento de que lea el mensaje”
El rey se lo miró con asombro…”no necesito consejos ahora, todo se ha arreglado, todo está bien, hemos vencido al enemigo y las personas celebran mi retorno…”
“Señor, aquel sabio me explicó que el mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también sirve para situaciones placenteras. No es solo para que se sienta derrotado, también lo es para cuando se sienta victorioso. No es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero”.
Entonces el Rey aceptó abrir de nuevo el anillo delante de la alegre multitud y leyó el mensaje que ya tenía olvidado:
“ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
REFELEXIÓN
Lo vida es una montaña rusa de situaciones que debemos aprender a vivir. Cuando eres consciente de esta verdad universal estás preparad@ para subirte a ese mar de olas y surfearlas.
Estás preparad@ para ver los cambios que están por llegar y decidir cómo vas a pasar por esas situaciones.
Cuando tu mente está abierta a los cambios, la adaptación es mucho más fácil.
Disfruta de tu momento, vive tu presente, ya sabes que vendrán otros momentos, y tendrás la oportunidad de surfear nuevas olas.
“Todo llega
Todo pasa
Todo cambia”
By Ninniane
Terapeuta Emocional
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